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Varias líneas de investigación científica afirman que la desregulación del sistema inmunológico, la inflamación, el estrés oxidativo, la disfunción mitocondrial y la excitotoxicidad pueden provocar o contribuir al autismo. En este articulo me enfocare en la desregulación del sistema inmunológico y en como contribuye en los síntomas de niños con TEA desde edades muy tempranas. También compartiré mi experiencia familiar debido a que el diagnóstico de mi pequeño es autismo tipo 3, severo.

Aprendamos como trabaja nuestro sistema inmunológico

El sistema inmunológico se divide en dos áreas principales denominadas inmunidad innata y adaptativa. La inmunidad innata es la primera respuesta del sistema inmunológico contra un cuerpo extraño. Por ejemplo, cuando entran a nuestro cuerpo microorganismos extraños tales como bacterias o virus, algunos tipos de células patrulleras del sistema inmunológico responden rápidamente para tratar de destruirlos. Mientras que las células inmunitarias adaptativas desarrollan respuestas específicas de antígenos, que dan lugar a la memoria inmunológica.

La microglía es una célula que pertenece al sistema inmunológico innato y se encuentra en el cerebro. Esta célula representa el 80% de la cantidad total de células inmunes cerebrales, y actúa como macrófagos residentes en el cerebro, que su papel principal es la protección de las funciones del órgano del aprendizaje. Según Balasco, Bozzi y Pangrazzi (2020), en su artículo “Oxidative Stress and Immune System Dysfunction in Autism Spectrum Disorders.” La microglía tiene funciones muy importantes en el cerebro, ellas no solo eliminan las neuronas dañadas y las sinapsis dentro del sistema nervioso central (SNC), sino que bloquean los agentes infecciosos cuando cruzan la barrera hematoencefálica. Otras células que se pueden encontrar en el cerebro incluyen células inmunitarias innatas como monocitos, neutrófilos, células dendríticas y células asesinas naturales (NK), y células inmunitarias adaptativas como células B y células T, que, en conjunto, se conocen como linfocitos. Los autores sostienen que los linfocitos son escasos en el cerebro, pero existe documentación científica en el apoyo a funciones cerebrales como la plasticidad sináptica.

Las investigaciones científicas que sostienen el vínculo entre la desregulación del sistema inmunológico y el trastorno del espectro autista se propusieron hace más de 40 años, así lo expresan los autores Balasco, Bozzi y Pangrazzi (2020) en su publicación. Desde entonces se han llevado a cabo más estudios en esta línea de investigación. Como padres debemos buscar comprender que ocurre en el cuerpo de nuestros hijos sin compararlos. Cada niño con TEA es único y presenta síntomas fisiológicos y conductuales individuales. Podemos encontrar similitudes en las manifestaciones conductuales, pero el abordaje clínico debe ser personalizado.

¿Que nos dicen hasta ahora las investigaciones sobre la vinculación entre el sistema inmunológico y el autismo? Los autores Balasco, Bozzi y Pangrazzi (2020) hacen referencia en su publicación que algunos estudios realizados en personas con TEA señalaron que la disfunción del sistema inmunológico, en su mayoría, está respaldada por un fuerte estado inflamatorio. Es decir, se encontraron niveles muy elevados de citoquinas proinflamatorias interleucina y el factor de necrosis tumoral (TNF). Las citoquinas son la base de la respuesta inmune. A nivel molecular ellas son proteínas. Su función en el organismo es coordinar la respuesta del sistema inmunológico.

Según el artículo “Las citoquinas y su función en la respuesta inmunológica” señala que las citoquinas se pueden dividir en varios grupos, según su contexto de activación y el tipo de células que las genera. Sin embargo, ampliaremos las ideas en las citoquinas encontradas en el estudio. En primer lugar, las Interleucinas (IL), estas son las responsables de regular la activación de las células del sistema inmunitario y de controlar la diferenciación y proliferación de algunas subpoblaciones celulares. Algunas tienen funciones pro-inflamatorias y otras anti-inflamatorias. Ellas facilitan la migración de células de la inmunidad desde el torrente sanguíneo hacia el tejido, promueven la secreción de anticuerpos y controlan la respuesta de los linfocitos T. En segundo lugar, los factores de necrosis tumoral (TNF) son citoquinas que están presentes en las primeras etapas de la respuesta inflamatoria. Su funcional principal se enfoca en infecciones virales, así como en la proliferación y muerte celular (apoptosis).

Los autores Balasco, Bozzi y Pangrazzi (2020), hicieron mención en su artículo a otro estudio de investigación que mostró deficiencias en la función del sistema inmunológico con mayor expresión de marcadores de neuro inflamación en muestras post-morten de personas con autismo. También detectaron signos de activación de microglía, así como un aumento de citoquinas y quimiocinas inflamatorias. Adicionalmente, describieron en su artículo las disfunciones en los sistemas inmunitarios central y periférico de personas con TEA. Entre ellos se encuentran la sobreestimulación de las células inmunitarias, desequilibrios de citoquinas y quimiocinas, además de una mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica.

Según el portal de “Archivos de Neurociencia” en su publicación “Neuroinmunología del autismo” existe evidencia científica de que las personas con autismo padecen de un proceso inflamatorio constante en diferentes regiones del cerebro, el cual implica la activación de la microglía. Esto indica que la neuroinflamación es parte de la patología del autismo. En su artículo también señalaron que había procesos neuroinflamatorios activos en la corteza cerebral, en la materia blanca y en el cerebelo, con una marcada activación de células de la microglia y de astrocitos.

En otro orden de ideas, el Autism Research Institute (Instituto de Investigación del Autismo) en su portal afirma que: “Un estudio de 2018 en el Instituto MIND de UC Davis encontró que los niños con trastorno del espectro autista (TEA) tienen una regulación reducida del sistema inmunitario, así como cambios en su microbiota intestinal.” En su website ellos también responden a nuestra pregunta inicial acerca de la vinculación entre el sistema inmunológico y el autismo alegando los siguientes planteamientos.

En primer lugar, ellos sostienen que un sistema inmunológico ideal es aquel que es capaz de reconocer todos los organismos extraños (bacterias, virus, parásitos, hongos, gusanos). Destruye de manera eficiente a los invasores. Previene una segunda infección con el mismo patógeno generando una buena memoria de respuesta, y no debe hacerse daño a sí mismo.

Sin embargo, en las personas con TEA hay evidencia científica de que el sistema inmunológico no funciona de forma eficiente. ¿Qué dice el articulo? Las personas con trastorno del espectro autista tienen una inmunodeficiencia, es decir, respuesta defectuosa o ineficaz. Presentan una hipersensibilidad, reacción exagerada a materiales extraños inocuos. Con respecto a la autoinmunidad muestran una reacción inapropiada a sí mismo. Finalmente, durante la inflamación señalan un fuerte ataque contra los invasores generando daños al tejido normal.

La disfunción del sistema inmunológico impacta la salud de las personas con autismo y pone en manifiesto síntomas fisiológicos (estos deben ser tratados clínicamente de manera personalizada), también se evidencian severos cambios conductuales (los cuales deben ser comprendidos y abordados en el entorno familiar y terapéutico). El articulo afirma que las personas con autismo pueden provocar cualquiera de estos problemas debido a la desregulación de la inmunidad.

¿Cómo se vincula la desregulación del sistema inmunológico en niños con TEA? Según el Autism Research Institute esta desregulación puede estar vinculada a varios factores. En primer lugar, puede estar asociada a la historia familiar positiva de autoinmunidad en familias (artritis reumatoide, tiroiditis). También a los muchos tipos de autoanticuerpos que actúan contra los propios tejidos. A niveles bajos de inmunoglobulinas (IgG, IgM, IgA) y a los números bajos de células T, perfiles de citoquinas muy alterados y al bajo funcionamiento de células asesinas naturales (NK). El articulo también indica que algunos niños con TEA muestran bajos niveles de IgA, lo que los predispone a infecciones respiratorias y gastrointestinales.

El mismo artículo amplia las ideas explicando que los anticuerpos se dividen en varias clases. Es decir, un anticuerpo IgA (superficie mocosa), si es bajo, predispone a mayores infecciones respiratorias y gastrointestinales, los niños con TEA muestran valores muy bajos. Un IgM es un anticuerpo del torrente sanguíneo que genera una respuesta rápida cuando se inicia una infección en nuestro organismo, en los niños con TEA sus valores pueden ser altos o bajos. Un IgG es un anticuerpo del torrente sanguíneo mucho más lento, pero de mayor duración, en los niños con TEA pueden presentan valores muy alto o bajo. Finalmente, un IgE, alergia, en los niños con TEA este anticuerpo puede ser alto o normal.

Siguiendo en este orden de ideas, les quiero compartir nuestra experiencia. Mi pequeño autista severo de 4 años ha mostrado una desregulación en las inmunoglobulinas (IgG, IgM, IgA), desde los 2 años de edad. Los síntomas más recurrentes fueron infecciones respiratorias, severos síntomas gastrointestinales (disbiosis intestinal) y problemas de sueño por un largo periodo. Debido a estos síntomas fisiológicos nuestro pequeño mostro cambios conductuales de difícil manejo tales como: hiperactividad, hipersensibilidad, irritabilidad, llanto, mucha frustración, incomodidad, autoagresión, dificultad para sostener el sueño durante la noche, selectividad alimentaria, mayor rechazo al cambio y a la proximidad de las personas, incluso en nuestro vinculo familiar. Debo confesar que fueron días muy duros y fuertes donde ninguna terapia conductual funcionaba. Ellos necesitan apoyo medico porque tienen dolor y muchísima incomodidad que debe ser tratada con urgencia, pues el desarrollo de su cerebro estará muy comprometido.

Si me preguntan puede tratarse, mi respuesta es “Si”. Con ayuda de un equipo médico profesional con experiencia en autismo, puede iniciarse la etapa exploratoria (exámenes médicos especializados) y seguidamente tener acceso a tratamientos médicos (fármacos y suplementos) según los requerimientos de cada niño con TEA. En esta etapa podemos necesitar ayuda de médicos como gastroenterólogos, inmunólogos y pediatras de cabecera para gestionar el abordaje clínico. Disminuir los síntomas fisiológicos y modular la inflamación es clave para iniciar y restablecer la salud de cada sistema del organismo, sin olvidar la intervención nutricional, eliminar todos los alimentos inflamatorios. Un niño incomodo por sus síntomas fisiológicos, es un niño que no tiene interés por aprender y no es feliz.

En resumen, los artículos revisados indican que la neuroinflamación es parte de la patología del autismo. También estos sugieren que el incremento de la producción de moléculas proinflamatorias en las personas con autismo puede contribuir a la patogénesis y la gravedad de estos trastornos durante su desarrollo. Adicionalmente, un niño con TEA con infecciones recurrentes merece una evaluación inmunológica para la inmunodeficiencia. Como padres debemos avanzar en una evaluación clínica con rapidez debido a que, a mayor tiempo de espera, mayor es el impacto en el neurodesarrollo.